Mito o Realidad: ¿Debo quitarle la piel al pollo?

Gastón Polero, licenciado en nutrición, lo aclara: la piel del pollo no es el enemigo. Está cargada de ácidos grasos esenciales, como los monoinsaturados y poliinsaturados, conocidos por sus beneficios para la salud cardiovascular. 

Aunque muchos piensan lo contrario, cocinar el pollo con su piel ayuda a conservar la humedad y potenciar el sabor, sin comprometer la salud si se prepara de forma adecuada. 

La clave está en cómo lo cocinas:  
Asado, hervido o al vapor = beneficios intactos y sin grasas extra.  
Frito = grasas añadidas que sí conviene evitar. 

¿Conclusión? 
Si te gusta el pollo con piel, disfrútalo sin culpa. Bien preparado y con moderación, puede sumar sabor y salud a tu plato.